Hace bastante tiempo atrás que había comenzado a sentir las ganas por escribir sin tener que citar autores, anios, editoriales, ni páginas de libros. Lo interesante de esto es que ahora más bien debería estar escribiendo mi ensayo para mi clase de Antropología y encontrar ‘quotes’ que me ayuden a entender como el espacio define el comportamiento y nuestro entendimiento de los “homeless dopefiends” que habitan el sector del Edgewater Boulevard por alla en San Francisco–divertido, San Francisco suena a San Juan, a Calpi, a Guargualla Alto, a Pujilí, a Cachi, a pueblo pequenio con olor a pan recien horneado, con bulla de Sábado mercantíl, con melodía de marcha funebre de Banda de Pueblo y a mi memoria infantil de la mama-cuchara de Mamá Bishita meciendo la sopa de fideo con queso en una tarde lluviosa.
Esa tarde lluviosa con sabor a sopa de fideo con queso derretido, así con ese salado perfecto que distingue las sopas de mi abuela, no solo me recuerda el mantel de plástico verde-azulado-pastel con disenios de tinte barroco de flores y canastas con frutas que cubría la mesa de madera de 1x1.50 m, el contenedor de plástico semitransparente con tapa verde-azulada tambien que magicamente se llenaba de pan todas las manianas antes de las 6am, o el sonido del serrucho de Papá Niquito moldeando destajes para las puertas que emanaban el fuerte olor a laca evaporada con sol de aguas de media maniana, o los lánguidos ladridos del Galeno que como si no dijera nada, observaba pacientemente y durante todo el día como el maíz se secaba en el patio de concreto que conecta la tienda, la cocina, el taller de carpintería, y la piedra para lavar la ropa que luego sería tendida en los cables templados que cubrían medio patio; esa tarde lluviosa y la sopa de fideo traen con nostalgia recuerdos de lo simple que parecía ser la vida cuando lo único que me afligía era ese sentimiento de vacio muy incomodo que cosquilleaba mi garganta al ver a estos dos mayores perderse mientras caminaban con oz, soga, y saco en mano a cortar yerba... alla abajo en los terrenos de la Fumarolas donde “los Rojas han hecho arar la semana pasada no mas...”
Y así como vino, la nostalgia tambien se va. Se pierde en esta foto (que no del todo esta conectada con este texto, tomada el 14 de Agosto del 2008 y ahí medio que alterada con Ps hoy tarde), en la ansiedad por el presente y ese anhelo medio pendejo del pasado, y en mi playlist de Spotify “Electro Lounge” que me recuerdan que por ahora debo volver a citar autores, anios, editoriales, y páginas de libros...
Esa tarde lluviosa con sabor a sopa de fideo con queso derretido, así con ese salado perfecto que distingue las sopas de mi abuela, no solo me recuerda el mantel de plástico verde-azulado-pastel con disenios de tinte barroco de flores y canastas con frutas que cubría la mesa de madera de 1x1.50 m, el contenedor de plástico semitransparente con tapa verde-azulada tambien que magicamente se llenaba de pan todas las manianas antes de las 6am, o el sonido del serrucho de Papá Niquito moldeando destajes para las puertas que emanaban el fuerte olor a laca evaporada con sol de aguas de media maniana, o los lánguidos ladridos del Galeno que como si no dijera nada, observaba pacientemente y durante todo el día como el maíz se secaba en el patio de concreto que conecta la tienda, la cocina, el taller de carpintería, y la piedra para lavar la ropa que luego sería tendida en los cables templados que cubrían medio patio; esa tarde lluviosa y la sopa de fideo traen con nostalgia recuerdos de lo simple que parecía ser la vida cuando lo único que me afligía era ese sentimiento de vacio muy incomodo que cosquilleaba mi garganta al ver a estos dos mayores perderse mientras caminaban con oz, soga, y saco en mano a cortar yerba... alla abajo en los terrenos de la Fumarolas donde “los Rojas han hecho arar la semana pasada no mas...”
Y así como vino, la nostalgia tambien se va. Se pierde en esta foto (que no del todo esta conectada con este texto, tomada el 14 de Agosto del 2008 y ahí medio que alterada con Ps hoy tarde), en la ansiedad por el presente y ese anhelo medio pendejo del pasado, y en mi playlist de Spotify “Electro Lounge” que me recuerdan que por ahora debo volver a citar autores, anios, editoriales, y páginas de libros...